martes, 8 de julio de 2008

EN SOLEDAD

Cae la lluvia y la noche augura
un silencio profundo y desolado.
Miro la lluvia, mi pecho está callado,
apenas la ventana me murmura.
En su pasillo la prisión oscura
acumula un silencio congelado,
sólo alteran su cuerpo inanimado
gritos confusos de ansiedad impura.
¿Qué será de la dulce melodía,
de la amorosa queja, del suspiro…?
Medito y toda mi aura se conmueve.
Solitaria camina el alma mía
en dirección a ti, callado admiro
cómo en el centro de tu ser se embebe.

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